CAMINANTES, 28: Virtu, Paqui, Rafa Lavarías, María, Pedro Fuente, Cristóbal y sus amigas Silvia y Ana, Puri, Ballester, Eduardo, Belén, Juan Pérez, Maribel, Pepe Renau, Rozalén, Novella, Pep Alcácer con Popescu, Karl, Pedro Ferrandis, Alamá, Manolito, Miguel Boscá, Meitos, Alonso, Vicen, Pepe Puyol y Juan Antonio.
El día es muy frío, pero el viento helado, hace que sea muy claro y con mucha luz. A las 9’15 h, a 220 m/a, empezamos a caminar, saliendo del Balneario de Chulilla, donde hemos dejado los coches. Volvemos sobre nuestros pasos, y enseguida nos desviamos a la derecha para cruzar por el puente abandonado de hidroeléctrica, donde hay una indicaciónde PR-290 a Gestalgar, aunque no es el que vamos a seguir. Bajando del puente, tomamos a la izquierda un camino, haciendo caso omiso de otra indicación posterior que señala el PR a Gestalgar.
A 0,9 km, pasamos por la fuente La Rinconá, y unos metros adelante, nos encontramos con la carretera que nos ha llevado al balneario, la seguimos por la derecha, subiendo; pasamos la central hidroeléctrica, que queda a la derecha, y a los 2,5 km, 264 m/a, dejamos la carretera y tomamos un camino también a la derecha, que no está bien indicado, pero como referencia queda un poste eléctrico justo a la izquierda de la carretera. Hacemos varios desvíos a través de campos de cultivo, fundamentalmente olivos, siguiendo las marcas del PR: el primero a la izquierda; a los 3,1 km, otro a la derecha, más adelante, otro a la derecha donde el camino forma una amplia curva; a los 3,8 km el camino se convierte en senda ascendente, cambia el paisaje, dejando atrás los campos de cultivo y adentrándonos en el monte subimos hasta 340 m/a a los 4,3 km aproximadamente.
La senda nos conduce a un campo de algarrobos que cruzamos para buscar las marcas que bordearán una casa derruida. Cuando hemos caminado 4.8 km desemboca a un camino de tierra que seguimos por la derecha, encontrándonos enseguida con una indicación que pone “Clochas de Targa” que es como un pequeñito barranco. El camino nos lleva a un campo de olivos donde aparentemente termina, pero sigue una senda nada más entrar en él a la derecha, unos dos metros, un poco camuflada, y sigue subiendo, empinada, hasta los 362 m/a a los 5,4 km.
Llegamos a una bonita zona de pinos, al lado de la carretera, a las 11 h, 5,9 km, 330 m/a, donde almorzamos, buscando el sol.
Continuamos la marcha a las 11,30 h. El PR prosigue por una senda de ida y vuelta a una zona recretariva entre pinos que no hacemos. Seguimos justo por un camino de subida que nos queda a la derecha, que al principio está marcado como erróneo, pero más adelante están las marcas correctas. A los 6,7 km llegamos a El Losar, donde la propia montaña parece formar un camino imperfecto enlosado de piedras irregulares, donde podemos apreciar fósiles incrustados y estrías formadas por la erosión. Continuamos subiendo siguiendo las marcas, poco a poco las “losas” se van distanciando hasta que el camino es el habitual de montaña. En medio de esta subida, hacemos un alto, para mirar atrás y apreciar la vista que queda a nuestra espalda, el día tan claro permite ver la Ermita del Remedio de Chelva, las Peñas de Dios, y la Salada, Villar del Arzobispo y Losa del Obispo. Seguimos hasta el poste indicador “Mirador La Bandera” a la derecha (538 m/a 9 km): es una senda casi llana, de ida y vuelta, entre matorrales, donde cruzamos un cortafuegos y continúa a la izquierda del segundo poste sin hilos (casi paralela al cortafuegos), llegando al mirador, que está entre dos postes eléctricos, a las 12,35 h, 9,5 km. Hay una vista excepcional de Chulilla recostada en la ladera bajo la muralla del antiguo castillo, y enmarcada por los farallones del río.
De vuelta al poste, hemos recorrido 10,8 km y seguimos el camino por la derecha siguiendo las señales; nos desviamos a la derecha dos veces, cruzamos la línea del tendido eléctrico y el cortafuegos. A los 12,1 km, 522 m/a hay una indicación “Corral de Javier”. Después de un desvío a la derecha, a los 12,8 km 542 m/a el camino se convierte en senda y comienza la bajada que al principio es muy empinada.
La vista es fantástica; descubrimos la senda y el camino de la Hoya de Cherales; las montañas que quedan enfrente parecen dunas por el efecto de la luz y el viento frío corta la cara. Llegamos a una vaguada a los 14,1 km, 350 m/a. Después la senda es, fundamentalmente, en descenso con frecuentes y cortas subidas, que no quedan bastante reflejadas en el gráfico. (En total los relojes reflejaban una subida acumulada de 820 m). Desemboca en un camino que seguimos por la derecha, y después a la izquierda, para volver a cruzar el puente y llegar al Balneario a las 14,55 h, y 17 km recorridos.