CAMINANTES, 20: Amparo y Julia Sala, Meitos, Alonso, Mere, Pedro, Eduardo, Ballester, Pilar, Amparo Macián, Manuela, Fina, Manolito, Julio, Inma, Carme Orenga, Carmen Estevan, Manolo Vidagany, Ramón y Manoli, y nos acompañaron Enric y Guiller.
Comienza la marcha a las 9:35, después de haber aparcado los coches a la entrada del pueblo, siguiendo desde la plaza por la derecha del hotel, escalones arriba. Encontramos un panel del sendero SL CV-46, que seguiremos un buen tramo; siguen las escaleras, que terminan a 15’ del inicio.
El sendero discurre casi monte a través, por un carril poco definido, pero indicado con postes y se acerca al borde de la Mola, desde donde se tiene una buena panorámica.
Rebasamos las antenas de telefonía que se encuentran en la cima, y alcanzamos el vértice geodésico a las 10:08. El día es claro, y la vista, excelente.
(En el siglo XIX, una expedición francesa, utilizó este punto -entre otros- para medir la longitud del meridiano de París y así definir el metro como unidad universal de medida.)
Abandonamos el sendero local, y cruzando el camino de acceso a las antenas, casi campo a través, vamos al extremo opuesto de la meseta de la muela (10:25), hasta una senda que desciende con algunos escalones, al principio, de forma abrupta. Esta senda nos lleva hasta la nevera, convertida en centro de visitantes, y que hoy se encuentra cerrado. Almorzamos entre las 10:45 – 11:10.
En la reanudación, seguimos la senda por la izquierda de la nevera, en descenso, hasta llegar al Refugio Els Regatxols, con fuente y lavadero, y también mesas y bancos (11:20).
Desde la fuente, tomamos a izquierda, un camino hormigonado con señales de GR, sólo unos 100 m, y lo dejamos, así como el GR, por la derecha. Esta vez, vamos siguiendo señales de PR (amarilla-blancas), por una especie de vereda, ancha y entre ribazos de piedra seca.
A partir de aquí el itinerario fue incierto, y tuvimos que desandar lo andado, por dos veces, así como completar monte a través, hasta llegar al Molí del Planet ó Molinet, a las 12:50. Desde éste, y ascendiendo por detrás de él, alcanzamos el Molí de la Roca, que se encuentra junto a la cascada (hoy sin agua).
Hay un total de cinco molinos, construidos en el siglo XVIII, unidos entre sí por un sistema de canalizaciones y balsas para su funcionamiento; han sido declarados como “bien de interés cultural”, y merece la pena una visita más pormenorizada, y escuchar una explicación detallada de la Bassa, la rampa de caída del agua, y las acequias de canalización que los conecta. El Molí de la Roca, que data de 1774, tiene delante de su fachada principal un cubo circular de 22 metros de profundidad y 1,7 m de diámetro, la mayor parte excavado en la roca.
Los restos que se pueden ver, son impresionantes, y dan idea de la actividad tan intensa que habría en su momento.
Después de hacer fotos, y subir por detrás del Molí de la Roca, al Mirador (13:15), seguimos la bonita senda, entre árboles y ribazos altos, que nos lleva hasta el pueblo, donde entramos a las 13:55. Diez minutos después llegamos a la plaza, donde damos por terminada la ruta, tras 9,2 km recorridos.
Comemos en el Hotel d’Ares, en la misma plaza.
Manoli