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Arteas – Río Canales-Collado de la Salada

CAMINANTES.- Meitos, Alonso, Vicen, Pepe Puyol, Belen, Gloria, Sebastian, Manolo Vidagany, Pep Alcácer, Juan Pérez, Paco Rozalén, Francesc, Vergara, Concha Sequeiro, Puri, Ballester, Mere, Pedro, Amparo Macián, Manuela, Voro Baltra, Guiller, Ramon, Virtu, Eduardo, Maria Teresa, Juanjo, Valentina, Rizo, Ana, Novella, José Vicente, Manoli y Juan Antonio.
Acudimos a Bejís y desde allí continuamos hasta Arteas de Arriba, dejando los coches antes de cruzar el puente para entrar en la aldea. Comenzamos la marcha a las 9,40 h a 895 m/a, tomando un camino rural, sin cruzar aquél, río arriba por su margen derecha. Una señal de madera indica “Fuente Quiñón”.
El recorrido forma parte del GR-7, aunque las señales en algunos puntos están difusas, poco claras.
Durante un buen rato, llevamos el río a la derecha, más o menos cerca, ó más o menos accesible, siempre oyendo su rumor. De tanto en tanto forma unas pozas en las que el agua se ve cristalina, muy limpia, con abundante caudal.
En el km 1,4, a 987 m/a, por un vado, se accede a una casa de campo construida al otro lado. En las inmediaciones, nos dicen, está la fuente Quiñón. Sin cruzarlo, seguimos recto, ahora el camino, convertido en senda.
Poco a poco, el río se va quedando sin agua, y aunque no desaparece del todo, queda una exigua corriente, y alguna pequeña poza aislada. El sendero vadea el lecho del barranco, incluso discurre por su fondo durante un tramo. En el km. 3,3, a las 10,25 h, a 1010 m/a, salimos del barranco, y nos alejamos de su vera. A las 10,50 h, a 1080 m/a, después de 4,1 km, la senda desemboca en una pista, y nos detenemos a almorzar a la sombra de unos pocos pinos. –Hace calor, 28ºC-.
Reanudamos la marcha 20’ después, tomando el camino hacia la izquierda. (No hay indicación, pero nos llevaría a Canales, y por la derecha a La Salada). En el km 6, a 1150 m/a, llegados a una bifurcación, próxima a un pequeño grupo de pinos, tomamos a la derecha en curva muy pronunciada, casi de 360º, dejando la dirección a Canales. Las señales del GR están muy borradas.
Después de, aproximadamente, 1 km en suave ascenso, llegamos a la altura de un abrevadero. Aquí la mitad, se dan la vuelta. Unos por el mismo camino, y otros bajando desde el abrevadero, a la derecha a buscar otro camino que se ve al fondo. Llegarán casi al mismo tiempo al punto donde almorzamos.
El resto seguimos, ahora en descenso, hasta que en el km 8 alcanzamos el collado de la Salada, a 1140 m/a. A la izquierda, al fondo, se ve el campanario y algunos tejados de Andilla. Seguimos adelante, dejamos a la derecha las ruinas de un corral, y enseguida otro a la izquierda. A la altura de este último, dejamos las señales de GR, que sigue hacia Andilla, y nos desviamos a la derecha. El camino está poco transitado pero lleva a la Fuente de la Salada, el último tramo en fuerte ascenso, encementado para evitar la erosión.
Cuando llegamos a la Fuente, a las 12,30 h, después de 9,4 km a 1200 m/a, nos llevamos una decepción. Una caseta de blancas paredes, con una valla alrededor, cerrada a cal y canto. No podemos ni llenar un vaso. Aquí ya regresamos. Volvemos atrás hasta el inicio de la pendiente, y tomamos un camino a la izquierda, pasamos junto a un depósito de agua, y unas colmenas, y descendemos hasta una vaguada con una chopera. La sombra se agradece.
Desde la chopera el camino deriva hacia la derecha y nos lleva al punto donde almorzamos. Por el mismo itinerario de la ida, volvemos. Llegamos a la altura de la casa de campo a las 13,45 h, y seguimos adelante hasta una de las pozas, la que vimos más accesible. Entre el camino y el río, un pequeño replano con unas nogueras, nos viene perfecto para “acampar”. Hasta aquí, 15 km, a las 14,05 h.
Con el calor que traíamos ya todos, nos fuimos metiendo al agua: nadamos, tomamos “hidromasaje” en los saltos o en los rápidos, o simplemente pusimos los pies a refrescar, lo cierto es que disfrutamos a tope (si no, que le pregunten a Ana, eh?). Después, a excepción de unos pocos, que volvieron a casa, extendimos las mochilas a la sombra de la noguera más grande y comimos, con siesta y tertulia de sobremesa incluidas.

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