Día 22 de Marzo de 2008
MARINES VELL-L’OLLA
Como en estos últimos años, y ya van siete, en el mes de marzo, volvemos a Marines Vell, para recordar a nuestro amigo Emilio Babí que no pudo superar un infarto mientras recorríamos este bonito sendero.
Este año no éramos muchos, pues la gente ha aprovechado la Semana Santa para salir de vacaciones. Aun así, y con algunos nuevos, somos 20:
Mere que trajo por primera vez a Maria José, Julio Vidagany y Vicente Fombuena; Amparo Macián, Puri, Ballester, Fina León y Miguel Angel, también nuevo, Inma Garin, Jose-Vicente, Renau, Manolito, Cristóbal, Enri, Julián, Concha, Vergara, Manoli y Juan Antonio.
Sobre las 10 de la mañana, dejamos un ramo de flores silvestres, que habíamos recogido sobre la marcha, en el lugar donde se quedó Emilio aquél día 10 de Marzo de 2001.
Pasado el caserío de L’Olla, tomamos la senda a la fuente, y almorzamos en la explanada del alcornoque monumental, un poco más adentro de las piedras donde nos quedábamos al principio; la senda y los márgenes del riachuelo han sido despejados de maleza y se camina más fácil, y repetimos la foto de la fila junto a la balsa.
Hacemos todo el recorrido clásico; tomamos la senda junto a la torre árabe; después la bonita senda hacia el Castell del Reial y, antes de llegar a éste, la que desciende al barranco.
Al contrario que la senda de la fuente, ésta no la ha limpiado nadie. Es más, parece que nadie ha pasado por ella desde que lo hiciéramos nosotros la última vez. Aun así, llegamos sin dificultad al fondo del barranco y cruzamos el lecho, pero poco más adelante es imposible continuar, un árbol derribado y la maleza que ha crecido en su alrededor, ocupa todo el cauce y sus márgenes, y ha anulado el paso. Con mucha dificultad, trepamos por la derecha unos metros y nos topamos con una senda. ¡Albricias! La seguimos un corto trecho, pero se termina pronto.
Ballester y Manolito, siguen trepando buscando un paso, y otros, intentan encontrarlo descendiendo hacia el barranco. Este intento resulta más productivo, y también con mucha dificultad, volvemos al cauce -bueno, nos dejamos caer- poco antes de la pequeña presa; a partir de aquí ya está practicable y seguimos el itinerario conocido.
Manolito, que ya le ha pillado bastante alto, decide seguir por las alturas y por su cuenta.
Llegamos a la confluencia con la carretera a las 13,20 h, donde habíamos dejado un coche de apoyo y terminamos la jornada, excepto Manolito, que no encontró salida, pues con la ladera cada vez más escarpada, solo pudo alejarse del barranco hacia el camino de L’Olla. Sin cobertura en los móviles estuvimos un buen rato sin saber de él; gracias al teléfono de Julio, al fin supimos que encontró la senda de inicio, y por ella llegó a Marines dos horas después.
Vista la hora, los que nos quedamos esperando, comimos en el Mesón La Calderona, en la subida a la Iglesia, y a la salida caía el diluvio universal. No duró mucho.
NOTA.- Está claro que para otras veces, no podemos incluir en la ruta la salida por el barranco.
Manoli.