CAMINANTES, 26: Manolito, Novella, Vicen, Pepe Puyol, Belén, Juan Pérez, Ramón, Concha, Vergara, Pep Alcácer, Fina León, Reme, Miguel Bort, Daniel yVora, Amparo Macián, Manuela, Meitos, Alonso, Amparo y Julia Sala, María, Pedro Fuentes, Maribel, Renau, Manoli y Juan Antonio.
Tres veces habíamos programado el PR CU 11, uno de los marcados en Santa Cruz de Moya con el nombre genérico de Senderos de la Memoria, y por fin hemos podido hacerlo hoy.
Nos reunimos a la entrada del pueblo en una calle ancha, en la que podemos aparcar fácilmente.
Comenzamos la marcha a las 9:45 adentrándonos en el casco urbano y tomando a izquierda la Calle Subida; siguiéndola, pronto vemos las primeras señales blanca-amarillas del PR. Una vez fuera de la población continúa un camino estrecho entre huertos hasta desembocar en la orilla del río a las 10:00.
Giramos a izquierda y 10’ después pasamos junto al área recreativa de Los Villares: bancos, mesas, paellero, juegos infantiles, al lado del río. A su altura, una corta senda, evita una pequeña vuelta para salir a la carretera de acceso a La Olmeda, y por ella cruzamos el puente que nos permite una preciosa vista sobre el río, tanto aguas arriba, como aguas abajo.
Atravesamos la aldea por la calle principal, y continúa entre campos de cultivo; rechaza algunos desvíos a izquierda y a derecha, y pasada una zona húmeda de juncos y cañas, se inicia el ascenso (10:30), por la derecha de un barranco.
A las 10:38 encontramos una bifurcación con poste de señales, tomando a derecha, en subida fuerte y entre pinos. Terminada la pendiente, paramos a almorzar (10:45 hasta las 11:10).
En la reanudación, llanea un trecho y desciende. Rechazamos un carril a izquierda, y a las 11:30 llegamos al fondo de la rambla, gira a izquierda y en pocos metros la cruza; unos postes de madera con la pintura del PR, marcan los puntos. En 10’, desemboca en pista que tomamos a izquierda por la que caminamos 8’ más. A las 11:48, la dejamos para seguir un carril de frente, dejando otro camino entre ambos.
5’ después en una zona con algunos almendros, se transforma en senda y una señal de madera indica que vamos hacia Los Regajos. Haciendo honor al nombre, hay que cruzar varias veces los regajos que llevan bastante agua, pero sin mayor dificultad que algún pequeño salto, y se trata de un tramo precioso con riscos y estrechos.
Con un poco de subida, dejamos el lecho del barranco a las 12:05, elevándose a media ladera. El terreno es muy yesoso, y los cristales de yeso, de colores que van de gris verdoso al rojo granate, brillan que parecen joyas. Volvemos al fondo del barranco a las 12:25, se cruza aún un par de veces, y 3’ después salimos a una pista, a la altura de un corral. La seguimos en descenso, de frente, y en pocos metros nos deja en otra pista con poste de señales. Estamos en La Casa Grande, y tomamos a derecha.
A nuestra izquierda discurre el Río Arcos; a las 12:40, dejamos la pista principal, y nos desviamos a izquierda, como si fuésemos a cruzar el río (nos acercamos para hacer fotos) pero antes de cruzarlo, giramos a la derecha.
Bajo los pinos, con el sonido del agua y de los pájaros, y con una temperatura excelente, pensamos que la vida es bella. Pronto, además de los pinos, aparecen los chopos y otros árboles de ribera, pero éstos aún no tienen hojas.
Cuando el camino forma ángulo recto a la derecha, lo abandonamos un momento, y volvemos a la orilla del río para ver el punto en que el río Arcos, desemboca en el río Turia. Ambos llevan mucha agua; este último, más, claro; y aunque hace días que no ha llovido, tiene color café con leche, seguramente de la tierra que arrastra.
Después de unos minutos para hacer fotos, volvemos al PR y a las 12:55 salimos a la carretera de acceso a Las Rinconadas a la altura del puente. Seguimos por la carretera sólo 5’ y la dejamos por la izquierda para volver a la orilla del río. Pasamos unas instalaciones que parecen para medir el caudal a las 13:15, y 3-4’ después tomamos un camino a derecha, entre huertos, que nos lleva a las primeras casas de Las Rinconadas. Por la izquierda, dejamos la población y sigue una sendita bordeando los huertos, rechazando la acequia que sigue de frente-aérea.
A las 13:30, confluye de nuevo con el camino que no deja la margen del río, y, enseguida, desemboca en una pista ancha, donde se encuentra una antigua yesera. A izquierda, cruzamos el río por La Puente, volvemos a admirar el fuerte caudal que presenta, y seguimos hacia Santa Cruz de Moya, que se ve muy alto.
Pasamos por el paraje de Las Simas –alguno que no lo conocía entró a verlas, está muy cerca-; pasamos junto a un antiguo molino, y acometemos la última subida. Llegamos a las primeras casas a las 13:45 y 10’ más, a los coches, después de 14,5 km recorridos.
Manoli
