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RQUENA-CAÑÓN RÍO REATILLO

Día 15 de Diciembre de 2007

CAÑON DEL RÍO REATILLO

A las 9’30 con 4 grados bajo cero llegamos a La Cañada 17 personas y un perro: Eduardo, Ramon, Alonso y Meitos, Angels, Ester, Amparo Macian, Pepe Ballester, Daniel con Vora, Alberto, Manolito, Pepe Renau, Concha Sequeiros, Cecilia, Enrique, Pedro y Mere, (creo que batimos record en mínimo). Aparcamos en La Cañada y a la derecha (según la dirección que traiamos) de la carretera; por la “Calle Carretera” iniciamos la marcha, unos cinco minutos después, pues no apetecía remolonear. A 280 metros tomamos una senda a la izquierda en el libro indica que está al lado de un ribazo de piedras y tal y como está descrita, no tiene pérdida. (“RAMBLAS BARRANCOS Y CAÑONES” de Esteban Cuéllar). Paramos a almorzar a las 10’30 dentro del barranquito y tan pronto por miedo a no encontrar otro sitio al sol si el barranco era muy cerrado, pero no, es bastante abierto; reanudamos la marcha a las 11’06. A las 12’47 salimos del barranco por una prolongada subida a las 12’47, a las 13’00 llegamos a una encrucijada y cruzamos un campo abandonado. A las 13’10 llegamos a Villar de Olmos y a las 13’40 a la Cañada.
DESCRIPCIÓN DE LA RUTA (copiada del libro)
Kms. © Tiempo.
Nuestro punto de partida está situado en la aldea de La Cañada, perteneciente a Requena. Para llegar hasta ella debemos salir de la autovía A3 por la carretera que lleva a Chera y Villar del Arzobispo. Nada más abandonar la autovía encontramos una rotonda donde daremos tres cuartos de vuelta ignorando la carretera que se dirige a Chera y tomando la CV-391, que va hacia Villar de Olmos y Villar de Tejas. Esa carretera discurre, en principio, entre bancales de viñas. Luego, el paisaje cambia radicalmente y parece entrar en un rincón del Pirineo. Allí el terreno se quiebra en profundos barrancos y encajonados valles, como el protagonista de nuestra excursión. Tras rebasar la aldea de Villar de Olmos llegaremos a La Cañada, en donde podremos aparcar nuestro vehículo para comenzar la excursión, cuya descripción comienza así: En la misma aldea y junto a la carretera vemos una fuente. Allí mismo tomamos un camino dejando las casas a la derecha. Enseguida rechazamos un desvío a la izquierda.
KMS 00,280 © 0,05′
Abandonamos el camino para desviarnos por una ancha senda que nace a la izquierda y que transcurre junto al muro de un ribazo. Iremos desestimando algunos desvíos que entran a los bancales de viñas y almendros ubicados a los pies del modesto cerro Prado Royo, que se levanta a nuestra izquierda.

KM 00,880 ©0,14′
Abocamos a un camino forestal por donde segui¬mos de frente. En el entorno crecen los enebros como sotobosque de una pinada de ejemplares carrascos, verdeando el paisaje.
KM Í 01,060 © 0,17′
Atención, abandonamos el camino para virar a la diestra, tomando allí otro camino muy herboso que arranca desde una pequeña explanada. Nos adentramos bajo la fronda del bosque y pronto desestimamos un desvío a mano derecha. Seguimos en descenso.
KM 01,590 ©0,25′
Desembocamos a un camino. Como referencia esta¬mos bajo un tendido eléctrico. Seguimos por el citado camino, a la izquierda. Poco después, justo cuan¬do comienza a trazar una curva muy pronunciada, lo abandonamos tomando un ramal menos definido que nace a la diestra, en acentuado descenso.
KM 02,160 ©0,32′
En este punto el camino se pierde, pero unos metros antes de que esto ocurra descubriremos un senderillo a mano izquierda, por el que descendemos bajo la fronda pinariega hasta llegar a unos abancalamientos en gradería, hoy definitivamente abando¬nados. Los cruzamos hacia el cauce del barranco de Las Hoyuelas, que vemos al frente, por donde casi siempre discurre un pequeño reato de agua. Una vez en el cauce continuamos avanzando por él, aguas abajo, sin senda definida y sobre el firme her¬boso, cruzando de inmediato a la margen opuesta.
KM 02,980 © 0,44′
Llegamos a la confluencia del río Reatillo, normalmente seco por esta zona salvo lluvias muy recientes. El cauce del río traza en este punto un meandro. Seguimos de frente, cerca del lecho que se cubre de vegetación arbustiva y sin senda definida, pero sin problemas de confusión. Enseguida encontramos un senderillo que nos facilita el avance. En este entorno las laderas ya comienzan a erguirse en agresiva inclinación, aunque todavía no se configure en un estado de cañón fluvial. Los pinos y las carrascas son los principales árboles que cubren el entorno, siendo los chopos los que dominan el cauce y las adelfas las que ocultan el lecho. Nuestro avance sigue por la margen que más nos convenga, según la vegetación nos facilite el paso. Siempre encontra¬remos el rastro de un senderillo para caminar sin ninguna dificultad. Más adelante, al inicio de un meandro, rebasamos un remanso.
KM 03,810 ©0,56′
Tras otro pronunciado meandro junto al paraje de Caracierzo donde prosperan unos chopos de gran envergadura, la senda comienza a tomar altura por la margen derecha de la ribera del río. Aquí la senda está más definida.
KM 04,170 ©1,03′
¡Atención a este punto o pasaremos de largo!. Debemos abandonar la senda (hay una marca de pintura que nos avisa, id atentos), para seguir a la izquierda durante unos metros, bajo las ramas de los pinos, hasta enlazar con otro senderillo que enseguida divisamos claramente y de buen traza¬do. Descendemos por él, entre la pinada.
KM 04,480 01,08′
Estamos de nuevo en el lecho del río. Seguimos avanzando por un sendero que enseguida cruza a la otra margen. Más adelante volvemos a vadear.
Km 5,500 01,27′
Rechazamos un desvío ascendente que remonta las lomas. Nuestra ruta sigue de frente por el vallecillo. Tenemos el lecho a unos diez metros a la izquierda rebosante de vege¬tación. Poco des¬pués lo vadeamos para seguir por la otra margen.
KM 05,640 © 1,30′
En este punto enla¬zamos con las mar¬cas blancas y rojas del GR 7, las cuales nos van a servir de guía durante un kilómetro. Aquí se levantan unos riscos calizos y el río se retuerce en pronun¬ciado meandro para sortearlos. Si estamos en otoño podremos observar en las laderas, justo donde se retuerce el meandro, un conjunto de arces granatenses, fáciles de divisar por el ocre de sus hojas que destacarán sobre la pinada. La senda sigue a juego con el meandro. Atención a las marcas ya que si es época de lluvias, en este tramo suele haber un amplio remanso que hay que sortearlo arrimándose a la margen izquierda. Poco después otro remanso nos sale al paso, bajo las paredes del risco; se trata del Charco de las Anguilas. Aquí la senda se convierte en carril. Bonito paraje para caminar despacio. Más adelante vadeamos de nuevo la corriente. En ese punto suele haber agua permanente. También hay una hilera de piedras bien dispuestas para vadear, aunque a veces se quedan por debajo de la corrien¬te. Ignoramos en ese punto un camino que asciende hacia Villar de Olmos. Volvemos a vadear otra vez.
Km 06,650 0 1,45′
En cuanto hemos concluido el último vadeo, abandonamos el camino y con ello las marcas del GR 7 que continúan por él. Nosotros giramos a la diestra, entrando a un carril descendente que avanza junto al lecho. Poco después queda reducido a senda, abriéndose paso entre la vegetación. A partir de este tramo por el lecho suele correr el agua formando remansos y pozas, aunque en época estival o muy seca, la exigua corriente se filtra por el subsuelo y deja retazos de cauce cuarteados o resecos. De cualquier forma los remansos que quedan embellecen y alegran la marcha. Nuestros pasos van siempre por la margen derecha aprovechando un mínimo sendero que a veces se confunde con el firme rocoso del cauce. Encontraremos un pequeño destrepe que se solventa con un sencillo salto. Más adelante buscaremos la ladera para sortear alguna poza. Luego la senda queda envuelta entre matorral que se empeña en cerrarnos el paso.
KM 08,090 ©2,07′
Llegamos a un paso que cruza por el centro de un remanso. La poza que tenemos a la diestra es, en rea¬lidad, un manantial que nunca se seca. Poco después rebasamos un remanso más amplio y allí abandona¬mos el cauce para ascender por un empinado camino, dejando a nuestras espaldas el valle. El camino ascien¬de sin tregua bordeando el cerro de la Cueva Sarnosa. No estará de más tomarse algún respiro, y volver la vista atrás para observar el panorama montaraz que se despliega cercando el valle de este humilde río.
KM 09,000 © 2,25′
Cruce de caminos. Seguimos de frente para en cuatro metros, dejar el camino que llevamos y adentrarnos por un senderillo que atraviesa una amplia y herbosa vaguada.
KM 09,590 ©2,36′
Llegamos a otra encrucijada de caminos. Seguimos de frente por el camino descendente. Pronto vemos, en lontananza, la aldea de Villar de Olmos, nuestro próximo objetivo.
Unos metros después del cruce citado desestimamo una trocha y después encontramos una bifurcación. Elegimos el ramal descendente. A la diestra desfila el profundo barranco Donera, afluente del Reatillo. Más adelante, tras vadear un arroyuelo, comienza un repe¬cho que desemboca a un camino por donde seguimos de frente.
KM 10,350 ©2,48′
Llegamos junto a las primeras casas de la aldea. Seguimos por la calle con firme de asfalto, en livia¬no ascenso, para luego cruzar la carretera junto a la fuente y lavadero, tomando un senderillo que aboca, tras otro repecho, en la carretera. Ahora vamos a seguir por ella, ya que apenas pasan coches por estos andurriales, y no vale la pena ir enlazando algunos carriles y caminos que corren por la margen izquierda que dan servicio a alguna casita aislada. Además, tan sólo es un kilómetro.
KM 11,950 03,10′
Llegamos al final del circuito en la aldea de La Cañada, lugar deshabitado, como la aldea anterior, en donde sólo acude algún vecino a pasar el fin de semana.

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